La importancia de un buen logotipo


El mundo exige a las empresas de hoy afirmar su identidad nueva desde una perspectiva, en una tarea donde la construcción de un buen logo más que un detalle, es un paso obligatorio a la definitiva distinción.

Toda empresa tiene necesariamente un logotipo. Lo necesita para existir, para tener identidad y presencia en el mercado, llegar a sus potenciales clientes y fidelizarlos bajo una imagen, un punto de referencia, un símbolo que resuma la idea de lo que hace, de lo que es y oferta. Podría una empresa destacar por realizar un buen servicio, hacer un buen trabajo de marca, vender productos de calidad o practicar las mejores políticas corporativas. Pero si no tiene un logo que defina los valores y mensajes que quiere difundir, estará sujeta siempre a permanecer en el anonimato. Lo supo el publicista Rob Janoff al concentrar el antiguo logo darwiniano de Apple en solamente una manzana mordida en 1976. O la entonces estudiante de diseño Carolyn Davidson con el victorioso logo griego de Nike en 1978. Y como este, miles de casos más. El poder de una idea






Esta búsqueda de la diferenciación ha motivado el nacimiento de un nuevo término que es el branding, un anglicismo empleado en mercadotecnia que hace referencia al proceso de hacer y construir una marca mediante la administración estratégica del conjunto total de activos vinculados en forma directa o indirecta al nombre y/o símbolo (logotipo) que identifican a la marca, tanto para el cliente como para la empresa propietaria.
Ser diferente: Una obligación

La importancia del logo, por tanto, es indiscutible. Especialmente en tiempos en que marcar la diferencia es cada vez más difícil, ya que la calidad y los costos hace mucho que dejaron de ser un mero diferenciador. Si esto es así, ¿cómo lograr ser un oasis en el desierto? ¿Un punto de inflexión? ¿Una bocanada de aire fresco? O diciéndolo de manera más sencilla: ¿Cómo ser único? Para Tom Peters, declarado gurú de gurús por The Economist y la revista Fortune, lo que constituye la diferenciación parte precisamente de los intangibles de una empresa: valor, credibilidad y singularidad de una marca, y en la forma de cómo presentarlos. También nos plantea que el éxito de una empresa no está en sus productos, sino en los valores que con él se pretenden transmitir. “Ante todo –dice Peters-la idea es hacer ver que una marca no es un producto más, sino un estilo de vida”.

En este proceso –qué duda cabe- el logotipo tiene un rol preponderante ya que además de representar, debe saber diferenciar. Un logo vende y genera identidad. Emana personalidad, es más directo y cautiva, atrae, gusta, y genera un vínculo emocional. Un cliente puede verse en algún momento frente a 2, 3 o más productos de características similares, pero al elegir privilegiará al que le brinda una experiencia, una actitud frente a la vida, o cualquier plus que no puedan tener las demás. El logo y el prestigio de Volkswagen continuaron intactos pese a que el negocio original de la empresa, la maquinaria bélica, fuera prohibido en Alemania tras la II Guerra Mundial. El cambio de giro de BMW a los automóviles lejos de debilitarlos, los potenció más. Una historia y un posicionamiento resumidos en un logo fueron su mayor garantía.

Cada logo es en sí mismo un mundo aparte. No existe un criterio uniforme y su aplicación depende de la empresa a la que irá dirigida. Y dentro de esta premisa hay infinidad de variables que deben analizarse: Segmento generacional y socioeconómico al que irá dirigido, fortalezas, debilidades, nivel de la competencia, rubro, capacidad de inversión, valores que se desea explotar, impacto que se quiere alcanzar, etcétera. Ni hablar del proceso gráfico que lleva implícito la creación de un logo, que es también en sí mismo un universo propio (tipografía, color, estilo, simplicidad y más). Esto claramente requiere una labor de filigrana en la que no podemos externos por los varios ítems que requiere enumerar. (Hay en la web blogs excelentes que pueden ayudar a complementar esta información.

Tantas cosas que evaluar revela el complejo trabajo a realizar pero también el intenso y fantástico reto que impone un buen trabajo de branding. Una estrategia de impulso correcta y eficaz puede llevarnos en poco tiempo a un grado de posicionamiento nuevo en nuestro rubro, de ahí el por qué hoy en el ámbito publicitario un logo, es decir, un buen LOGO, pueda ser algo así como la panacea, un polo de atracción consciente o inconsciente, o para un entendimiento general, como lograr un amor a primera vista.

Un logotipo puede ayudar a una compañía a superar a sus competidores, si no es a través de lo que producen, a través de lo que se ve de ellas. El público casi siempre será atraído por el logotipo de una compañía antes que por sus productos. Claro está que si los productos que se ofrece son deficientes, no habrá logotipo que la salve; pero si usted tiene confianza en los productos que produce, no ahorre esfuerzos en lograr un diseño de logotipo excelente, que lo posicione en el mercado por sobre sus competidores.
Dadme un logo, y haré girar el mundo
Finalmente, la primera impresión lo es todo. Haga que su logo cambie su mundo y el de su negocio, y sobre todo, recurra a profesionales. El resultado valdrá la pena y obtendrá un producto analizado y estudiado que será más profundo que su sola inspiración y un diseño que haya hecho artesanalmente en Microsoft Word. Somos un equipo de profesionales que brindan un servicio integral a través de un trabajo gráfico profesional basado en el análisis de los objetivos de comunicación de las empresas.  La oportunidad está cercana a su puerta, sólo déjela entrar.

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